Almas gemelas que se tomaron de las manos:
departieron sonrisas, flores y canciones;
afinidad, amor, ternura ¡y todo lo que amamos!
felices aún comiendo a porciones.
Cosas del amor, de nosotros desconocidas:
de pequeños gestos, ademanes y singulares palabras;
joviales empellones, mordiscos y risas.
Momentos para departír y para podernos abrazar.
Ahora, mi amor, que tratas de alejarte de mí,
sintiendo el beso extraño hurgando tu interior,
tratas de extraer de ti y de él la poesía
que solamente dos almas gemelas pueden sentir.
¿Me escribirás más cosas bellas? ... - te dirán,
¿Se acabaron las tuyas? ... - contestarás (tú ya lo sabes),
Y se alejará la blanca estrella
que ingenuamente quisieron alcanzar.
Porque llegará el día en que te acordarás
que las almas gemelas siempre han de compartir
esa blanca estrella como una poesía
que solamente nosotros podemos alcanzar.
No te esfuerces, vida mía, sacar agua de la piedra;
que las perlas no son para el afanado alfarero,
que aunque de barro se llene sus agrietadas manos,
son de Dios las aguas que brotan de sus cántaros.
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