
Qué pensar de la gracia, hermanos,
de las picardías, las travesuras y las bromas;
cuando se creían exclusivas de los humanos,
herramientas y lucidez que nos asoma.
De los cinco dedos de nuestras manos,
la retina, el ano y cómo respiramos…
Cuando se nos dijo ser a su Semejanza:
del mismo polvo, anhelos y esperanzas.
Definitivamente somos los hijos de Dios.
Bajo el mismo techo y aire que respiramos,
de la madre tierra besando sus manos;
sobrevivientes del arca de dos en dos.
De cualquier forma su gracia disfrutamos,
¡Somos hermanos no se puede negar!
Con el mismo corazón sentimos y amamos:
el sol, la vida y la fe nos llevan a navegar.
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