
En mi juventud jugué mis lados con el blanco de las canas
y lo hice para lucir mayor, en paz y sabiduría;
como el símbolo de poder y grandeza al besar las mañanas,
así oprimí el pecho al saludar las tardes y al pasar los días.
¡Cuántos sueños de juventud para alcanzar así la grandeza!
volar los anhelos y para los principios del corazón;
son las tardes alegres o tristes con la diáfana certeza
que al pasar los años no siempre se tiene cordura y razón.
Falta de cordura, temple o tristeza me provoca llorar...
llorar como el niño que ya adulto se oculta en la oscuridad,
pues he visto pasar los años y mis anhelos de volar
y he tocado ya los límites de paz, amor y austeridad
(me siento cada día más cerca de Dios y la humanidad)
llorando feliz mis días de amor, tristeza y sinceridad.
Poema para adultos, Carlos Guzmán
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